Alejandro Espejo, el renacer después de un duro momento familiar y las ganas de afianzarse en su amado Árbol Verde

Hace dos años la vida le jugó una mala pasada que lo terminó alejando de las canchas por varios meses. No había ganas, el deseo de seguir jugando ya no estaba, todo se hizo cuesta arriba. Sin embargo, cuando las heridas cicatrizaron, decidió que era momento de retomar eso que tanto amaba: jugar al fútbol.

«En 2021 falleció mi abuela, la pasamos muy mal y dejé todo. Ahora, gracias a Dios, estoy más fuerte que nunca y volví a jugar que es lo mas lindo», contó Alejandro Espejo, delantero de Árbol Verde, en diálogo con La Excusa Deportiva.

Su debut oficial en el fútbol sanjuanino se dio en Peñarol. Sin embargo, después de varias buenas actuaciones San Martín puso sus ojos en él y le compró el pase. Estuvo tres años en el Verdinegro y luego llevó sus goles a Mendoza, donde jugó en Algarobal, Independiente Rivadavia y Gutiérrez.

«Después de un año sin jugar y para no perder ritmo me fui a préstamo a Árbol Verde el año pasado y ahora estamos peleando para ascender a Primera, sería un sueño para mí», contó Espejo, de 22 años de edad, quien alterna partidos entre la cuarta división, donde el DT que adquiera experiencia, y la Primera.

Si tiene que definirse como futbolista, el centrodelantero asegura que «juego bien de espaldas, soy muy agerrido con los centrales, trato de que la pelota cuando pase para el arco contrario se quede ahí y que no vuelva fácilmente».

Al momento de recordar los mejores momentos que le dio el deporte, no duda. «Salir campeón con San Martín, el club que me abrió las puertas, donde me formé bien. Tambié salí campeón en la 5ta de AFA en el estadio de San Luis contra Instituto de Córdoba», dijo. También guarda un lugar especial en su corazón para su debut en el conjunto del Barrio Cabot. «Ya había jugado en Primera en Peñarol, pero en mi primer partido en Árbol Verde le hice un gol a Sarmiento,fue mi mejor gol», añadió el delantero.

Espejo tiene dos ídolos bien marcados: Carlos Tevez y Diego Riveros, capitán y compañero de equipo en el Verdolaga. «Me encantaría ser futbolista profesional. Actualmente me gano la vida como vendedor ambulante.Vendo medias, bóxer, ojotas, ropa deportiva y ropa de niños. También tengo una barbería en mi casa», concluyó.

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